sábado, 22 de marzo de 2008

Proyecto IMPACTA UAI


La RUTA KÜTRAL, es un proyecto que nosotras Alejandra Bravo, Catalina Celhay, Paloma Merino y Carolina Reyes llevamos a cabo en Enero del 2008 debido a un ramo de nuestra carrera llamado IMPACTA en la Universidad Adolfo Ibañez. La idea de este taller de emprendimiento es poder llevar a cabo un proyecto con todo lo que esto implica; organización, trabajo en grupo, división de roles y cumplimiento de metas. Dentro de las 3 alternativas en que podiamos desarrollarnos estaba el area económica, social y de aventura. Nosotras finalmente decidimos arriesgarnos en el area de aventura, recorriendo parte de la carretera autral mochileando. Nuestra meta era recorrer 220 kilometros, partiendo desde Caleta Gonzalo ubicado en el Parque Pumalín, Chile. A continuación les contaremos cómo nos fue en el transcurso de nuestro viaje, anécdotas y tips para quienes deseen realizar este hermoso viaje al sur de Chile.








16:00 Junta en el andén 14. De a poco íbamos llegando todas las integrantes del grupo detrás de inmensas mochilas que reflejaban la larga travesía que nos esperaba. El calor era sofocante pero no afectaba nuestro ánimo.

6:15 (18 de Enero)
Llegamos al Terminal de Puerto Montt tras un largo viaje que incluyó varias escalas y más de una interrupción del sueño en manos de algún bebé (nos preguntamos si podremos ser capaces de ser madres algún día). Tenemos que decir que el servicio de aire acondicionado de Turbus parece más “momentos de ráfagas acondicionadas”. Ojala no nos resfriemos gracias al aire. Ahora esperamos en el Terminal que sean las 8 AM, preguntamos a numerosos chóferes y nos han dicho que de acá sale el bus a Hornopirén. Comeremos uno de los apetitosos snack que hemos compartido entre todas, con una vista un poco paradójica: un crucero de lujo. ¡LUJO ES LO QUE MENOS TENDREMOS ESTOS DIAS!

18 y 19 de Enero, Hornopirén- Parque Pumalín







15:00 (18 de Enero)
Luego de llegar a Hornopirén en un viaje bastante ameno encontramos la oficina de Naviera Austral y nos encontramos con la desagradable sorpresa que no habían cupos para el trasbordador de ese día hacia Caleta Gonzalo, pero luego de conversar de manera agradable y gracias a nuestra simpatía y poder de negociación, digno de estudiantes de ingeniería comercial, pudimos acceder al Mailén, trasbordador que nos llevaría a Caleta Gonzalo. Entusiasmadas y agradecidas entramos raudas a sentarnos al interior y conocimos un guapo alemán de 30 años llamado Klaas que nos contó de sus antiguas experiencias en el sur de Chile y nos dio la esperanza que nos encontráramos más de algún hombre con quien alimentar la pupila a falta de comida de calidad.







Recién podemos sentarnos a relatar nuestra hazaña. Ayer luego de haber conocido a Klaas, conocimos a dos jóvenes universitarios: Manuel y Benjamín, ellos iban a hacer un recorrido parecido al nuestro. Venían de Hornopirén de una expedición un poco más extensa que la nuestra, tomando en cuenta que lo único que conocimos de ahí fue un supermercado bastante precario, un baño público en el patio de una casa de lujo, en comparación al baño de turbus, el puesto de empanadas “3 por luca” y nuestros amigos de Naviera Austral.
También conocimos a seis “lolos” que eran de los colegios de Rancagua y Tabancura que representaban menos edad de la que decían tener (17 y 18 años) que venían a recorrer la carretera Austral en bicicleta, parecía ser una mejor opción que la nuestra

En fin, luego de 5 horas en el trasbordador, donde con lo único que soñábamos era con una comida caliente y nuestros sacos, vimos desde lejos Caleta Gonzalo, sin duda uno de los paisajes más bellos que nos ha tocado ver: aguas hermosas, una pequeña playa y cerros con árboles milenarios. Según Alita el paisaje era parecido a la película “La Playa”, me pregunto: ¿en dónde estará mi Leonardo Di Caprio? Tras ponernos las mochilas caminamos hacia el camping Caleta Gonzalo, cruzamos un lindo puente colgante luego de pagar unos módicos $1500. Era todo verde y habían mil carpas, nos instalamos y comimos unos tallarines sin gracia pero a esta altura parecían ser sacados desde la mismísima Italia. La envidia se apoderó de nosotras al ver que las personas que estaban al lado, cocinaban carne y que de su sartén salía un olor de esos que se hace agua la boca. Al terminar nuestra gran comida nos tiramos un piquero a nuestro saco de dormir.

20 de Enero, Parque Pumalín- Chaitén- Río Yelcho

Hoy desayunamos pan con mermelada y leche con milo, bastante rico. Nos bañamos en aguas polares, desarmamos las carpas y partimos rumbo al camping “Lago Negro”, pero tras un par de minutos a pleno sol, tomando en cuenta que salimos del camping
a las dos de la tarde, comenzaron a aparecer, lamentablemente, nuestra infaltable compañía de siempre, nuestros amigos TABANOS y COLIGUACHOS por lo que nuestro viaje se nos hizo aún más desagradable. Seguimos caminando, almorzamos galletas con atún y cuando creímos que todo estaba perdido pasó una camioneta salvadora. En su interior estaban Karina y Pablo, eran de Valparaíso pero vivían en Santiago, él constructor civil y ella fonoaudiologa. Desafortunadamente dijeron que podían llevar solo a una y no lo pensamos dos veces lanzamos a Paloma con todas las mochilas y prometimos encontrarnos en el camping C12 “El Tronador”. Cata, Alita y quien les habla seguimos a pie con nuestras mochilas de mano. Un minuto después llegó una camioneta totalmente vacía. Nos llevó a las tres y nos dejó en el camping C12, ahí no había lugar donde acampar así que Karina y Pablo llevaron a Paloma a otro camping que desafortunadamente también estaba lleno y finalmente nos llevaron a todas apretadas arriba de las mochilas hasta el camping Lago Negro. Seguimos un cartel que decía que había un camping a 800mts.

Con carpa, mochilas y todo, seguimos el camino tras cruzar un bosque frondoso llegamos a un pseudo camping donde había una pérgola bastante pequeña y nada más. La furia se podría haber apoderado de nosotras pero vimos el lago, no nos podíamos enojar con esa vista, nos sacamos un par de fotos y subimos a la entrada. Había baños y una pérgola, armamos carpa. Comimos con nuestros salvadores Karina y Pablo.
Al rato después llego un camión, traía a Manuel y Benjamín, nuestros amigos pescadores, pusieron su carpa cerca de la nuestra y les ofrecimos vino (regalado por la pareja) y nos prometieron hacernos un pescado que no olvidaríamos. Ojala nos volvamos a encontrar y cumplan su promesa. Mañana aún no sabemos que hacer, quizás partir a Chaiten.










La gente es demasiado amable por aquí. Hoy nos despertamos temprano. A las 8 AM ya estábamos desarmando la carpa y preparando el desayuno. Cuando estábamos terminando de tomar leche con Manuel, el pescador, llegaron los guarda-parques en su camión a limpiar los baños y accedieron a llevarnos atrás del mismo hacia Chaiten. Nos despedimos de Manuel, Benjamín seguía durmiendo, y luego de la pareja regalándoles de paso un gas por su amabilidad y de este modo también alivianar de paso un poco las mochilas. La travesía en el camión fue bastante entretenida, además pudimos ver unos paisajes increíbles, al mismo tiempo íbamos recorriendo los otros campings que los guarda-parques iban limpiando. El camping Lago Blanco nos dejó asombradas, las carpas estaban a la orilla del lago, realmente hermoso.

Nos fuimos de ahí con ganas de volver. Después llegamos al camping el Volcán también muy lindo, mucho verde y se podían ver montañas nevadas. Ahí tuvimos que esperar un rato, el guarda-parques tenía que almorzar; pero muy amablemente nos invitaron a pasar a su casa y no solo eso sino que también nos dieron una siempre bienvenida taza de café y pan con mantequilla. Todo esto mientras afuera llovía, al no poder salir nos pusimos a conversar con Cristian, Eladio, Marcelo y Andrés. Al rato después partimos de nuevo con lluvia, siempre prometiendo volver. Llovía copiosamente, las mochilas se mojaron un poco pero sin el plástico que trajimos de Santiago para casos de emergencias la cosa podría haber sido mucho peor, en el trayecto recogimos a cuatro pasajeros mojados que caminaban o pedaleaban por la ruta.





Finalmente llegamos a Chaiten, nos dejaron justo al lado del centro de informaciones… pero antes de todo, lo tan esperado ¡PRENDER EL CELULAR! Acá si teníamos señal y podríamos decirles a nuestras ya preocupadas familias que estábamos vivas. Después de las llamadas respectivas partíamos rumbo al camping “Anita”. Fue un poco complicado llegar a destino, ya que buscábamos una calle que en el mapa salía, pero que en la realidad no aparecía, el nombre de la calle era Pedro de Valdivia y estaba a dos cuadras más arriba de lo que estábamos buscando. Quizás nuestro cansancio y ganas de llegar nos causaron una mala jugada. Llegamos y poner la carpa solo costaba $3000. No lo pensamos dos veces y la armamos mientras llovía de una manera que sólo llueve por estos extremos del mundo. Al terminar, la lluvia y nosotras éramos una sola, totalmente mojadas.

En ese mismo momento se nos acercó una niñita de cómo doce años a ofrecernos una taza de café. Resultó ser que eran nuestros vecinos de camping, la familia Pérez Jiménez, nos invitaron un café y un exquisito pan con mantequilla y mermelada. Ellos venían desde Puerto Cisne recorriendo y habían llegado a Chaiten a tomar el trasbordador. Vivían en Santiago y la familia consistía en cinco integrantes, los padres, dos niñitas y un niñito como de cuatro años. Cuando despejó un poco nos fuimos a almorzar y a matar las ansias. Mientras nos dirigíamos a comer nos dimos cuenta que el mercado estaba abierto, por lo que pudimos saciar nuestras ganas de comer pescado con ensaladas, sobretodo un tomate. Después de esta agradable comida nos fuimos de vuelta al camping a organizarnos, al anochecer las hijas de la familia nos invitaron a jugar cartas y así transcurrio la noche.


Nos despertamos temprano y fuimos a comprar el pasaje en bus que nos llevaria a las termas el Amarillo, pero al llegar conocimos unos jóvenes del colegio Lo Castillo y Padre Hurtado, que nos dijieron que era muy complicado llegar, que no era algo que nos fueramos a asombrar tanto ya que era muy chiquitito. Es por esto que decidimos seguir su decisión e irnos al lago Yelcho. Al llegar comenzamos a caminar y al ver el puente muy cercano preferimos acampar todos bajo el puente, a parte del hermoso paisaje lo que más nos llamaba la atención era que todo esto era gratis. Bajamos y exploramos, vimos el terreno. De repente Alita observa que al cruzar el lago había una carpa muy familiar, grité: ¡Benjamín, Manuel!...y sí, eran ellos, por lo que todos cruzamos y acampamos junto a ellos. Salieron a pescar y nuestros amigos cumplieron con su promesa trajeron dos pescados recién sacados por ellos mismos, por lo que lo comimos acompañado con un exquisito arroz hecho por nosotras.








23 de Enero, días bajo un puente

El despertar fue bastante molesto, ¡VOLVIERON A APARECER NUESTROS AMIGOS TABANOS! Su sonido característico fue lo primero que sentimos en la mañana. Salimos de la carpa y nos dirigimos al lago. Por fin nos pudimos duchar, el agua quemaba de lo helada que estaba pero bañarse era urgente a esta altura. Los niños que habíamos conocido el día anterior, se fueron muy temprano en la mañana.
Decidimos con nuestros amigos pescadores quedarnos y hacer un asado por lo que nosotras fuimos a Chaiten a comprar las cosas y así aprovechamos de hablar con nuestras familias y tres de nosotras con sus respectivos novios. Hicimos dedo de ida y a la vuelta con toda la carga a nuestras espaldas tuvimos que caminar bajo el sol que más que del sur parecía ser del sofocante Santiago. Llegamos tarde pero el ánimo y las ganas de comer algo distinto a tallarines y arroz nos hicieron olvidar el calor y el cansancio. Todo hubiese sido perfecto sin la aparición de un centenar de zancudos que se ensañaron con nosotras. Y así pasaron 3 días en Yelcho sin ninguna comodidad, pero un lugar tranquilo, bajo un puente para dormir y un lindo, pero frío río para bañarnos. Decidimos
partir al dia siguiente y vimos un pequeño, pero odiado ser
por algunas ¡¡¡¡UN RATÓN!!!!... de cola larga. Tenemos que reconocer que más que el susto por la carencia de belleza de este diminuto ser, temimos por el tan conocido HANTA, la más preocupada era Alita, y por el dia entero la paranoia se apoderó de nosotras. Esperamos no habernos enfermado.

26 de Enero, Yelcho- Futaleufú







Partimos sin almorzar, con sólo una leche encima hicimos dedo, minutos antes lo habian hecho nuestros amigos pescadores. Nuestro destino: Futaleufú. A ellos los llevaron inmediatamente en cambio a nosotras tras 45 minutos de larga espera bajo el sol, el cual incluyó que dos de nosotras vieran otros ejemplares de cola larga. Al parar el primer auto (por fin) nos llevo un poco antes de lo que necesitábamos, llegamos a la bifurcación de Futaleufú con Palena (Puerto Ramírez) como a las 4 PM con las esperanzas de hacer dedo y ahorrarnos el pasaje en bus que “supuestamente” pasaba a las 6 PM.
Al llegar a Puerto Ramírez estaban Benjamín y Manuel otra vez, así que nos quedamos con ellos a la sombra esperando que algún auto nos llevara a Futaleufú, pero pasaban las horas y nunca pasaban los esperados autos. Al rato después llegaron dos norteamericanas y un argentino, los cuales no respetaron el orden de llegada para hacer dedo y cuando pasó por fin un auto fueron los primeros en subir, lo que nos desesperó en la espera aún más, sin embargo, la compañía de don Luís nos daba más ánimo ya que él llevaba más horas esperando por lo que debíamos ser más fuertes. Luego de 5 hrs. de espera, sin haber comido nada, pasó el bus que venia con retraso desde Chaitén.

Antes de partir, don Luís nos recomendó un camping: “Puerto Espolón”, sin embargo, como llegamos a eso de las 10 de la noche a Futaleufú, al bajar estábamos completamente perdidas y no sabíamos dónde ir. Con la ayuda de la misma gente del bus y de lugareños llegamos, luego de varios intentos fallidos, al dichoso camping. En ese lugar nos recibió don Arturo, dueño del lugar, un Santiaguino con aires de hippie que soñaba con ir a vivir a ese lugar, pero las cosas del destino y una pequeña hija no lo habían dejado cumplir con sus sueños. Como no habíamos comido nada en todo el día, luego de arreglar las carpas y mochilas, nos dimos el lujo de ir a un restaurante decente a comer. Comimos carne con papas fritas, muy nutritivo, para luego sumergirnos en la oscuridad hasta el camping. Dormimos allí, debajo de un árbol gigante y por fin, sin tábanos.


Precios : $3.000 p/p Camping "El Espolón" (Futaleufú)

$2.000 bus Pto. Ramirez- Futaleufu



27 de Enero, Despertar en Futaleufú


Al despertarnos fuimos corriendo todas a la ducha, ya que por fin teníamos agua caliente, la cual era con horario. Fue una de las mejores duchas para todas nosotras, ya que, como pueden inferir, después de casi dos semanas de mochileo, ¡la necesitábamos! Luego, de haber disfrutado nuestro mini spa, decidimos que era tiempo de celebrar ya que estábamos casi terminando nuestro proyecto IMPACTA, por lo que decidimos, junto con nuestros dos acompañantes, hacer un asado donde cabe destacar que todos los cortes tenían el mismo precio, por lo que con $2000 cada uno pudimos almorzar y cenar. Algunas fuimos al río, mientras los demás descansaban. Este fue un día para poder recordar todos los momentos que habíamos vivido en el transcurso de esta aventura, de este proyecto, de esta experiencia.
En la tarde salimos a conocer nuestros alrededores. Salimos a recorrer el pueblo. En la plaza principal habían actividades infantiles: habían promotores que tenían camas saltarinas, toboganes inflables, payasos y malabaristas. Como varias familias de este lugar no salen de ahí en verano, esto fue un descanso para ellos para entretenerse. Luego de haber estado 4 a 5 horas en el pueblo decidimos volver al camping para poder comer y descansar ya que mañana sería un día de actividades.

28 de Enero, Otro día en Futaleufú

Hoy lo que teníamos presupuestado se fue a la basura. Nos despertamos temprano y desarmamos las carpas, partíamos al rodeo de Palena para poder mostrar aún más la cultura chilena, caminamos un par de kilómetros hasta que
el cansancio nos ganó, ahí nos detuvimos esperando que algún auto pasará. Durante unas largas horas indeseadas nada pasó y desgraciadamente tuvimos que volver al camping, en ese momento comenzaron algunas peleas entre nosotras, diferencias de criterio para dirigirnos a distintas partes, pero luego de una ardua conversación, y de decirnos algunas cosas que se venían arrastrando desde antes, todo solucionado, ir al río a bañarnos y disfrutar fue la mejor manera de enfriar los ánimos. No se nos hizo difícil ya que nuestro camping afortunadamente contaba con una playa adaptada sin ninguna piedrita. Ahí iba toda la gente del pueblo y don Arturo los dejaba entrar gratis, el agua de ese río (Espolón) era cristalina, muy limpia y sobretodo de un color que impresionaba. Luego de un rico chapuzón nos fuimos al pueblo a recorrer y a comprar unas cosas para la comida de ese día, nuestros compañeros nos sorprendieron ya que al llegar al camping nos tenían unas hamburguesas hechas por ellos muy ricas. Fue una larga noche llena de sonrisas y anécdotas personales.

29 de Enero, Ultimo día en Futaleufú



El despertar fue sereno, la noche anterior había sido increíble, no hacia frió ni calor, y en este camping casi no habían bichos, por lo que algunos durmieron a la intemperie y otros dormimos dentro de la carpa, pero con la puerta abierta, el cielo estrellado al 100% y como no había casi luz artificial se podían ver a su máximo esplendor. Después de desayunar luego de varios días sin poder hacerlo nos pusimos a conversar sobre nuestro proyecto y comenzamos a hacer cálculos, nuestra meta era recorrer 220 km. Desde Caleta Gonzalo hasta completarse, al ver el mapa y dibujar el recorrido que realmente habíamos hecho nos dimos cuenta que hasta Futaleufú ya habíamos sobrepasado nuestra meta es por esto que decidimos terminar aquí el proyecto y devolvernos por Argentina ya que era mucho más barato y así se adaptaba a nuestro presupuesto, del cual habíamos utilizado ya mas de un 80%.

29 de Enero, Paso a Argentina (Esquel, El Bolsón)

Este día nos despertamos muy temprano, a las 5:30 a.m. para poder tomar el mini bus que nos llevaría a la frontera de Futaleufú con Argentina. No alcanzamos ni a ducharnos ya que le bus partía a las 7:00 a.m. y teníamos que desarmar las carpas y ordenar todo el sector del camping "Puerto Espolón". Nos subimos al bus, y ahí conocimos a un israelita que estaba haciendo el mismo viaje que nosotras, fue muy agradable conversar con él. Luego llegamos a la frontera y nos dio mucha frustración haber tenido que pagar $1700 para llegar solamente a un o dos kilómetros de distancia de donde nos encontrábamos. Nos sentíamos estafadas, pero ya había pasado y decidimos no molestarnos por esto. Pasamos por la aduana chilena y luego por la aduana Argentina, donde tuvimos que tomar otro bus que nos salió aún más caro, ya que duraba 3 horas aproximadamente hasta llegar a Esquel, que sería donde tomaríamos el bus a nuestro otro rumbo: El Bolsón. Llegamos a Esquel, y nuestra primera parada fue el banco, donde cambiaríamos pesos chilenos por pesos argentinos, donde nos sentíamos millonarias al ver la cantidad de billetes que nos habían pasado. Luego de hacer todos los trámites, decidimos irnos por la segura y fuimos al terminal de buses para comprar inmediatamente los pasajes que nos llevarían a la "última comunidad hippie argentina", lo único que queríamos era llegar y partir en seguida para allá, pero como el bus partía dentro de 4 horas más, pasamos a comer algo por ahí. Los lugareños nos recomendaron La Barra, un restaurante no tan caro y donde servían comida exquisita: pan con una salsa que tenía ajo y pepinillos, milanesa, papas fritas, ensaladas, etc. Todo estupendo. Después de haber comido tanto, fuimos de vuelta al terminal donde retomamos nuestro rumbo y donde definitivamente descansamos mucho, ya que los buses argentino son mucho mejores que los chilenos. Al menos eso pensábamos antes de volver en "Línea Azul".

Llegamos a El Bolsón y nos dirigimos a la plaza que estaba a un par de cuadras de el terminal, todo esto con mochilas en nuestras espaldas, ahí vimos el verdadero Bolsón, una plaza llena de vida, decenas de jóvenes en el pasto conversando así que decidimos unirnos ya que el viaje nos cansó bastante. Luego de que algunas, luego de perder un justo cachipún, fueran a averiguar cuanto costaba un camping que nos habían recomendado, se nos acercó un joven en bicicleta y al ver nuestra pinta de mochileros nos ofreció un camping, éste se encontraba en el patio de la casa de su hermana, quien ofrecía este servicio para poder costear la ampliación de su casa, estábamos dudando si ir a ver el lugar hasta que nos dijo que costaba $800 pesos chilenos por persona, no lo dudamos más y aceptamos de inmediato, creyendo que nos encontraríamos con lo peor. Llegamos al camping y era un patio de tierra colorido por las tantas carpas que habían, ahí se acercó amablemente la dueña de la casa, en sus manos una botella de agua recién sacada del refrigerador para recibirnos, la cual desapareció de inmediato en manos de 6 chilenos sedientos. Armamos carpas pegados LITERALMENTE a otras carpas y decidimos partir de nuevo a la tan festiva plaza. Ahí se nos hizo la noche y vimos un show de fuego bastante divertido y luego nos acercamos a un grupo de personas a conversar con ellos, así se fue agregando el grupo, siguió llegando gente y con ellos la siempre bienvenida música en manos de un rasta israelí que tocaba la guitarra y un senegalés que tocaba los tambores, después llego un chileno erradicado en Argentina que tocaba la mandolina, luego un peruano con un charango, es decir éramos un grupo totalmente heterogéneo unido por la música y por las ganas de pasarla bien. Nos quedamos cantando largo rato, hasta que el sueño se apoderó de nosotras y partimos de nuevo al camping.

El otro día fue más o menos parecido, salvo que nos bañamos en un río cercano al camping, el agua era bastante agradable. Esa tarde en la plaza había tocata, asi que partimos a escuchar más buena música junto a una también buena compañía. En la noche la plaza también se vistió de fogata e incluso bailamos al ritmo de los tambores, sin duda El Bolsón es un lugar inolvidable, al cual hay que volver algún día. Esa noche volvimos antes a dormir, nos esperaba un largo viaje al dia siguiente.

31 de Enero, San Carlos de Bariloche- Santiago

Después de despertar temprano en el camping de El Bolsón y desarmar la carpa y armar mochilas, partimos al terminal de buses rumbo a San Carlos de Bariloche, en donde esperábamos poder encontrar lo antes posible un bus de vuelta a Santiago, ya que ya se nos había acabado el tiempo presupuestado y algunas de nosotras tenían planes para los días siguientes. Llegamos a Bariloche a eso de las 11 a.m y nos encontramos con la desagradable sorpresa que no había pasajes hasta el próximo día por lo que ibamos a tener que pasar la noche ahí. Sin mucha plata en nuestros bolsillos con nuestro amigos Manuel y Benjamín decidimos alojar esa noche en el terminal de buses y con los pocos pesos con nos quedaban optamos por ir a comer algo al centro y recorrer esta pintoresca ciudad. Sin duda valió la pena por unos $2.500 pesos chilenos comimos hasta no más poder en un lugar de comida rápida llamado "ROCK CHICKEN". Luego recorrimos las calles de bariloche, sus calles repletas de tiendas de chocolates y souveniers y finalmente llegamos al cual seria nuestro hospedaje final : "El terminal de Bariloche". Nos acostamos en los sacos y no supimos nada hasta el otro día, cuando el ruido de las máquinas nos despertaron, llevándonos de vuelta a Osorno, en donde tomariamos el último bus que nos llevaria a Santiago de Chile. El viaje fue bastante más ameno que el de Santiago a Puerto Montt, curiosamente a pesar que la linea de buses "LINEA AZUL" fuera considerablemente más barata que "TURBUS" sus butacas eran bastantes más cómodas y la máquina era más nueva y sin los problemas de aire acondicionado que tuvimos en el primer viaje. Además que el cansancio puede haber jugado un factor importante en el buen viaje que tuvimos de regreso.


Precios:
- $6.000 El bolson- Bariloche ( Vía Bariloche)
- $14.000 Bariloche- Osorno (Vía Bariloche)
- $13.000 Osorno-Santiago (Linea Azul)

Consejos Útiles

  • Llevar la menos ropa posible, porque al irse uno no se da cuenta del peso que lleva hasta que tienes que caminar 10 kilómetros seguidos cuando no pasa ni un auto para hacer dedo.
  • Repelente bajo todas las circunstancias, la cantidad de zancudos que hay es impresionante.
  • Turnarse para prender el celular donde haya señal, en muy pocas partes se podrá encontrar un enchufe.
  • Repartirse las partes de la carpa desde un principio, nosotras nos turnábamos la carpa entera y fue un suplicio.
  • Llevar un colchón esponja pequeño para que no ocupe tanto espacio y para que la noche sea un descanso bien merecido.
  • En cuanto al dinero, llevarlo todo en efectivo y guardarlo en distintas partes, sea en el cuerpo y en la mochila.
  • Gases para la cocinilla, es mejor que sobren a que falten.
  • Tratar de llevar la mayor cantidad de comida posible desde el punto de partida, ya que en el sur, la comida no es para nada de barata, por lo que se ahorraría mucha más plata.
  • El saco de dormir en indispensable. Debe ser para pasar mucho frío, 5 grados bajo cero por lo menos.
  • Bloqueador, mínimo 30 porque la radiación haya es muy alta.
  • Llevar siempre un mini-botiquín que tenga lo más indispensable: paracetamol, gasa, alcohol, scotch, tijeras, pinzas (importante por las espinas), ácido mefenámico (para las mujeres), parche curitas.

Agradecimientos

- Chantal Leichtnam y Santiago Schiappacasse (ex integrantes de la ruta kütral) por habernos acompañado durante todo el semestre en el taller IMPACTA.

-Benjamín (chongo) Larrain y Manuel (mañungo) Undurraga por haber sido, por cosas del destino, parte de nuestro proyecto y por los buenos momentos y, por supuesto, ¡por el pescado gratis!

-Familia Pérez- Jimenez por acogernos de esa manera cuando lo necesitamos, gracias por la taza de café.

-Karina y Pablo por ayudarnos en el Parque Pumalín, por llevarnos cuando pensamos que no podíamos caminar más, por la buena disposición y por supuesto por el rico vino que nos regalaron.

-Don Arturo (dueño del camping "El Espolón", Futaleufú): por sus consejos, buena onda y atenciones.

-Guardaparques por la gentileza de recibirnos en su casa y protegernos de la lluvia y cómo olvidar también que nos llevaron a Chaitén.